Desde el 2022 en Italia se ha llevado a cabo una investigación promovida por Coldiretti Toscana y el Instituto de Bioeconomía del Consejo Nacional de Investigación (IBE-CNR), en colaboración con el Instituto Saffi de Florencia y Assofloro, para «medir» los beneficios de las plantas en el interior de los edificios escolares.
El estudio revela que las plantas pueden tener un gran impacto en la calidad del aire en el interior de los edificios.
Las flores y las plantas tienen la capacidad de reducir hasta un 20% las partículas contaminantes en hogares, escuelas y hospitales, lo que contribuye a salvaguardar la salud de los ciudadanos.
Durante el estudio, se introdujeron variedades específicas de plantas de interior. Los resultados mostraron que estas plantas provocaron una reducción del 20% en la concentración de dióxido de carbono (CO2), un componente conocido por causar dolores de cabeza. Además, se observó un descenso del 15% en la concentración de partículas pm2,5, que son particularmente peligrosas para la salud debido a su tamaño, ya que pueden llegar hasta los alvéolos pulmonares.
Este estudio confirma el poder de la vegetación en la lucha contra el «síndrome del edificio enfermo» en entornos como escuelas, oficinas, hospitales y otros espacios interiores donde las personas pasan entre el 85% y el 90% de su tiempo. La presencia de plantas en estos entornos ayuda a mejorar la calidad del aire y, por lo tanto, la calidad de vida de las personas.
El síndrome del edificio enfermo
El síndrome del edificio enfermo se refiere a un conjunto de problemas de salud y confort que sufren los ocupantes de un edificio debido a la mala calidad del aire en su interior y a un diseño ergonómico poco acertado. Los niveles elevados de contaminantes químicos en los espacios interiores, como los compuestos orgánicos volátiles (VOCs), que son emitidos por las pinturas, materiales de construcción y productos de limpieza, entre otros, son uno de los factores principales que contribuyen a este problema.
Los jardines verticales como herramienta para la mejora de entornos cerrados
La presencia de vegetación en el entorno ha demostrado tener efectos beneficiosos para la salud y el bienestar. De este modo, los jardines verticales ubicados en el interior de los edificios ofrecen la oportunidad de mantener el contacto con la naturaleza dentro de los edificios, proporcionando aire renovado, reducción de la temperatura ambiental y un ambiente más armonioso.
La integración de la naturaleza en la construcción de edificios puede reducir el efecto de isla de calor, mejorar la calidad del aire y la acústica, gestionar las aguas pluviales, crear hábitats de agricultura urbana, aumentar la vida útil de las cubiertas y mejorar el bienestar social.
Los jardines verticales han demostrado ser efectivos en la reducción del efecto de isla de calor y mejorar la calidad del aire.
La integración de elementos naturales en el diseño de edificios y espacios urbanos es crucial para lograr ciudades más habitables y sostenibles.
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